Paisaje y ecosistemas

EL PAISAJE Y EL HOMBRE

pared seca menorca

El medio natural de Menorca se caracteriza por su diversidad ambiental. Así, en tan solo 700 km2 hallamos una representación de casi todos los hábitats característicos del Mediterráneo, de ahí que Menorca fuera declarada Reserva de la Biosfera en 1993 por acuerdo del Consejo de Coordinación del programa MaB de la UNESCO. Pero en este nombramiento también tuvo un papel primordial el rico patrimonio histórico y arqueológico menorquín y, en especial, la intervención de la mano del hombre en la configuración del paisaje de la isla.

El rasgo más destacado del paisaje de Menorca es, sin duda, los miles de kilómetros de muros en piedra seca que cuadriculan el territorio y, repartidas por esta red, las numerosas construcciones etnológicas que se integran en el paisaje sin estridencias. El paisaje de Menorca es, por tanto, un paisaje humanizado, pero, aunque parezca contradictorio, es una humanización muy respetuosa con la naturaleza, ja que la flora y la fauna naturales conviven con los campos de cultivo y la ganadería. Efectivamente, en ningún momento se ven grandes extensiones de tierra transformadas en campos agrícolas sin vegetación natural, sino que el terreno se nos aparece como un complejo mosaico de zonas domesticadas por el hombre y zonas silvestres, produciéndose una situación de equilibrio e interrelación entre naturaleza y cultivo que da lugar a un ecosistema complejo, maduro y altamente original.

Este peculiar paisaje agrícola es el producto de un modelo tradicional de explotación de la tierra que los campesinos menorquines vienen aplicando desde siglos atrás de una forma espontánea; y su resultado es fruto de una cultura que sabía seguir el ritmo de la naturaleza, que sacaba el máximo provecho a la tierra pero sin agotarla. Se puede decir, así, que el territorio agrario de Menorca es el resultado de la aplicación de lo que hoy llamamos un modelo de desarrollo socio-económico sostenible.

LAS GRANDES MASAS FORESTALES

pared seca menorca

El paisaje no destinado a usos agrícolas y ganaderos ocupa una extensión de unas 20.000 ha., lo que equivale aproximadamente a una tercera parte de su territorio, y está ocupada principalmente por una masa forestal de bosques de encinas, pinos y acebuches.

El encinar es el tipo de bosque mejor adaptado al medio insular ya que, de no contar con la intervención de la mano del hombre, cubriría de manera espontánea la mayor parte de su territorio. Actualmente abunda en el centro de la isla y en los barrancos. Es un bosque denso y umbrío, de hoja perenne, dominado por la encina (Quercus ilex) y por variadas especies arbustivas.

Los bosques de acebuches (Olea europaea) son frecuentes en suelos pobres, secos y poco proclives al crecimiento de la encina. Son bajos, umbríos y bastante densos, ricos en vegetación de sotobosque y en especies arbustivas, termófilas y trepadoras. Se presentan de forma independiente o integrados en el paisaje humanizado parcelado con muros de piedras en seco. Esta simbiosis entre las pequeñas masas arbóreas de acebuches y las zonas de cultivo es uno de los aspectos que, en mayor medida, caracterizan el paisaje rural de Menorca.

Los pinares (Pinus halepensis) son en la actualidad las zonas forestales de mayor extensión, y ocupan grandes superfícies en el centro y el noroeste de la isla, convirtiéndose en hábitats de especial importancia para numerosas especies de rapaces y paseriformes.

LOS BARRANCOS DEL SUR DE LA ISLA

barrancos

Uno de los ambientes de mayor valor geológico y paisajístico de la plataforma miocénica del sur de Menorca son los barrancos, donde se concentran numerosas especies de flora y fauna, algunas de ellas de carácter endémico. Su origen es el resultado de la acción excavadora de las corrientes de agua, los movimientos tectónicos y las variaciones del nivel del mar.

El más singular es el llamado Barranc d'Algendar, que marca la frontera entre los términos de Ciutadella y Ferreries, con un curso de agua permanente entorno al que se concentran numerosas especies vegetales de naturaleza higrófila.

Los barrancos son importantes centros de nidificación de aves acuáticas y de rapiña, y entorno a ellos se observa una mayor concentración de antiguos asentamientos humanos, especialmente prehistóricos y de época islámica, que nos conducen a pensar que estuvieron habitados ya desde épocas muy pristinas por reunir unas condiciones muy favorables para la obtención de alimentos y agua y para el aprovechamiento de sus los recursos naturales.

CUEVAS Y SIMAS

pared seca menorca

Otro ambiente característico de Menorca es el de las cuevas de orígen cárstico, es decir, las cavidades formadas en terrenos calcáreos por procesos de disolución superficial y subterránea de las calizas por el agua de lluvia que se filtra en el terreno. Menorca cuenta con un número importante de grutas terrestres y de cuevas submarinas, algunas de ellas aún por descubrir o explorar en su totalidad. Se concentran especialmente en las zonas norte y sur de la isla.

Algunos de estos ambientes subterráneos fueron frecuentados por el hombre, con fines espirituales o funerarios, ya en tiempos prehistóricos. Otras presentan estalactitas y estalagmitas del goteo continuo y secular de agua con abundante bicarbonato disuelto. Mientras que otras son ricas en fauna e incluso en restos paleontológicos de especies actualmente extintas.

LAS ZONAS HÚMEDAS

zonas humedas meorca

Las zonas húmedas de la isla comprenden desde charcas naturales hasta lagunas permanentes de aguas abiertas, pasando por aguas temporales de origen pluvial y de escasa profundidad. Todas ellas se hallan en zonas inundables, y presentan una gran biodiversidad, con una fauna y una flora específicas para cada lugar.

Destacan las lagunas y marismas litorales de la Albufera de Es Grau, hoy parque natural y epicentro de la Reserva de Biosfera de Menorca, Morella, Addaia, Son Saura, Lluriach y Son Bou, que concentran la casi totalidad de la superficie inundada de la isla.

No debemos olvidar los torrentes o cursos de agua, la mayor parte de los cuales siguen el curso de los barrancos de la zona sud de la isla, entorno a los cuales se desarrolla una rica flora de aguas dulces y salobres. Estos ecosistemas destacan, también, por la presencia de variadas especies de invertebrados, vertebrados y de plantas acuáticas de alto valor ecológico.

LOS SISTEMAS DUNARES

zonas humedas meorca

En Menorca hay ocho sistemas dunares de importancia, de los cuales siete están en la costa norte (Es Grau, Son Saura, Tirant, Cavalleria, Pregonda, Cala Pilar y La Vall) y sólo uno en la costa sur (Son Bou), además de otros de menores dimensiones (Arenal d'en Castell, Binimel•là, Mongofre, etc.). Estos sistemas dunares son excepcionales en Baleares y en gran parte del Mediterráneo occidental, debido a que son cordones longitudinales, paralelos a la dirección del viento dominante e indipendientes a la orientación de la línea de costa, excepto en el caso de Son Bou.

Las especies vegetales más destacadas de estos ecosistemas son la azucena de mar (Pancratium maritimum), el eringio marítimo (Eryngium maritimum) y la lechetrezna (Euphorbia paralias), todas ellas con una gran capacidad de retención de la arena y generadoras de los relieves dunares estables. La zona más interna del sistema dunar está ocupada por vegetación arbustiva, como la sabina (Juniperus phoenices), el lentisco (Pistacia lentiscus) y la labiernaga (Phillyrea latifolia).

LA COSTA Y EL MAR

costa mar menorca

El litoral rocoso de la isla es especialmente importante tanto desde el punto de vista paisajístico como biológico, dado que alberga una vegetación muy rica en endemismos. Destacan las especies arbustivas con forma de almohadilla espinosa, conocidas popularmente como "socarrells", de las que existen seis variedades diferentes y que sirven de cobijo a otras muchas especies.

El resto del litoral de Menorca está cubierto por maquias mediterráneas densas y altas en la costa noroccidental, donde se encuentran los acantilados más altos del litoral de la isla; maquias de menor altura en el norte y noroeste; y pinares en los acantilados de roca miocénica de la costa sur. Los acantilados del litoral sirven además de hábitat de numerosas comunidades de aves rapaces y marinas.

A su vez, en el litoral de menor altura encontramos infinidad de pequeñas calas y playas de aguas cristalinas. Los diferentes colores del mar se deben a la presencia de praderas de Posidonia oceanica, conocida vulgarmente como alga. La existencia de esta planta tanto en la zona sumergida como sobre la misma arena de la superficie se considerada el mejor indicador del buen estado de conservación de las playas, el signo más claro e inequívoco del buen estado de las aguas y de la calidad del litoral. Además, la acumulación de hojas sobre la playa da estabilidad a la misma y suministra a ésta sedimentos que provienen de las zonas sumergidas.

Los colores claros de la arena de las playas, especialmente las de la costa sur, son el resultado de la llegada y acumulación de miles de fragmentos minúsculos de organismos calcáreos de fauna que habita en las praderas de Posidonia oceanica. Por tanto, su conservación son la base para el equilibrio de nuestro litoral.

LOS ISLOTES COSTEROS

foto illa del aire menorca

Frente a las costas de Menorca encontramos cierto número de islotes, todos ellos con una alto nivel de preservación. Los de mayor extensión son la isla de En Colom, situada delante de la playa de Es Grau, muy cerca de la Albufera de Es Grau y dentro de los límites del parque natural del mismo nombre; y la isla del Aire, frente a la costa del extremo sudoriental de la isla.

El aislamiento y la ausencia de asentamientos humanos permanentes han convertido a estas pequeñas islas en auténticos reductos de ciertas especies endémicas de lagartija, como la Podarcis lilfordii, y han favorecido el asentamiento de numerosas especies de aves.

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